Los usos del hule se extienden más allá de las industrias donde la mayoría de las personas los ubica, ya sea en los autos y electrodomésticos, o en la maquinaria especializada. El hule también está presente en el mundo del deporte profesional a través del caucho, para el caso específico de nuestro tema de hoy, en las canchas de distintas disciplinas.
Por ejemplo, los aficionados saben que en el futbol soccer, el americano y el beisbol, además de las tradicionales canchas de pasto natural, es común encontrar campos de pasto artificial. En México está el caso del estadio de los Xolos de Tijuana, equipo de primera división de futbol de la Liga MX, el cual cuenta con terreno de juego sintético; en la Liga Mexicana de Beisbol, novenas emblemáticas como los Diablos Rojos y los Sultanes de Monterrey juegan en campo artificial, mientras que la mitad de los conjuntos de la NFL, del futbol americano de Estados Unidos, tiene en sus estadios un emparrillado sintético, entre ellos los Vaqueros de Dallas.
Las ventajas de un campo de juego sintético son diversas. Esto es gracias al caucho con el que cuentan, que funciona como relleno. Al mismo tiempo, el aprovechamiento de este material para este uso representa un importante aporte en la preservación del medio ambiente, pues el caucho empleado puede provenir del reciclaje.
Un beneficio fundamental de las canchas sintéticas es la prevención de lesiones en los deportistas. El impacto sobre la cancha es absorbido por el caucho porque se amolda al movimiento de los jugadores; también amortigua los golpes y caídas, y así existen menos probabilidades de una lesión muscular o articular. Además, el caucho permite un mayor deslizamiento sobre la cancha; esto minimiza los raspones y quemaduras provocadas en las barridas, por ejemplo.
Por otro lado, resulta innegable que un campo sintético aventaja por mucho a uno natural con respecto a las condiciones climáticas que pueden soportar. Mientras jugar en pasto mojado afecta el desempeño de los jugadores con resbalones e imprecisiones, aumenta el riesgo de lesiones e incluso es factor para interrumpir o suspender un partido, un campo artificial puede secarse fácil y rápidamente.
Asimismo, cuando en un estadio con cancha natural se lleva a cabo un evento diferente a un partido, por ejemplo, un concierto, la cancha puede resultar severamente dañada, sin importar qué tanto se haya procurado protegerla del peso del escenario y el movimiento de los asistentes. En tanto, un terreno con relleno de caucho no sufre mayores afectaciones y está listo para recibir un partido de inmediato.
Por último, otra gran virtud de las canchas con relleno de caucho es que con ellas se evitan los enormes gastos de mantenimiento exigidos por el pasto natural. Un campo sintético no requiere regarse ni la utilización de fertilizantes, herbicidas o algún otro elemento químico para conservarse en óptimas condiciones. Es por ello que este tipo de terreno deportivo también
resulta la opción ideal para escuelas y equipos profesionales de futbol, que lo emplean para entrenamientos y partidos de sus divisiones inferiores.
Es por estas y otras razones que las canchas con relleno de caucho constituyen una excelente alternativa a los campos de juego naturales y demuestran la versatilidad del hule en diferentes industrias.