Una de las propiedades más importantes del hule es su resistencia al calor, pues gracias a esta capacidad puede usarse de manera tan diversa en las industrias automotriz, petroquímica, eléctrica, de construcción o incluso en objetos tan cotidianos como las barras de silicón para hacer manualidades.
Debido a esa versatilidad es que se hacen diferentes aleaciones para que soporten distintas temperaturas, por ejemplo, las piezas dentro de los sistemas eléctricos no pueden tener la misma resistencia que las de una máquina de construcción, ni viceversa, pues los costos de producción de estas piezas, el tiempo de entrega o ensamblaje pueden encarecerse significativamente, además de dañar el funcionamiento de la maquinaria.
Es decir, aunque el hule está presente en casi todos los objetos que nos rodean, como aviones, autos, refrigeradores o incluso calzado, su composición química y resistencia es diferente.
Una forma de comprender la importancia de la resistencia al calor y de porqué es específica para cada industria, es en la definición del hule y el caucho, aunque en el argot popular son sinónimos, en la manufactura son diferentes.
Mientras que el hule es un polímero natural que proviene de especies vegetales de la clase Hevea, el caucho es un derivado, obtenido del procesamiento especifico del hule, por lo tanto, su resistencia varía.
El caucho suele fundirse a partir de los 200°C, pero desde los 100°C suele deformarse -dependiendo de la cantidad- y es ahí donde se puede moldear o combinar bajo ciertos procesos como la vulcanización, obteniendo productos como las llantas o bandas industriales, por mencionar algunos.
En el ejemplo de estos dos artículos, tienen diferentes propósitos y por ende requieren distintas resistencias.
Cuando un auto está en carretera, sus llantas pueden alcanzar las temperaturas superiores a los 100°C, pues la fricción contra el suelo, la velocidad y el tiempo de uso se combinan y elevan el calor.
Es por eso que las llantas pueden tener hasta 30 tipos de caucho diferentes combinados con negro de carbón y sílice, que soportan hasta 150°C, una temperatura que en el caso de las bandas industriales es muy baja.
Algunas máquinas de uso industrial y que requieren de estas bandas, están en temperaturas continuas de hasta 160°C y con máximos de 180°C, debido al ambiente donde se sitúan o por la demanda de trabajo.
Incluso en el rubro de la construcción hay maquinaria específica que transporta cargas de materiales abrasivos cuyas temperaturas va desde los 200°C hasta los 400°C, por lo que las bandas y compuestos necesitan aleaciones de hule de alta especialidad.
Es por eso que la resistencia al calor es una de las propiedades del hule más importantes, pues además de prolongar el tiempo de vida de las maquinarias y otros artículos, aseguran su funcionamiento.
